FOTOLATERAS EN EL PAIS

EL MUNDO EN UNA LATA

En julio de 2008, un batallón de fotógrafos se preparaba para captar la aparición de Leonard Cohen en el escenario del FIB. Moviéndose entre las cámaras digitales y los teleobjetivos, dos chicas, con sus correspondientes acreditaciones, iban sujetando una serie de latas a la valla de seguridad. Nadie entendía muy bien qué hacían, hasta que uno de los reporteros frunció el ceño y les dijo: “Ahora lo entiendo y... no me lo puedo creer”. Ambas lo miraron y asintieron sonriendo. Lola Barcia y Marinela Forcadell estaban fotografiando a Cohen usando la técnica básica de la fotografía. Una cámara oscura y un pequeño agujero a través del cual la luz forma un cono de luz y genera una imagen. Un proceso que, en este caso, sucede dentro de una lata.
Lola y Marinela son las Fotolateras. Descubrieron esta técnica hace unos años y comenzaron a trabajar con ella hace poco más de uno. Desde entonces viven contagiadas por una fascinación que intentan transmitir a través de su trabajo y de talleres. “Pintores como Canaletto, usaban esta técnica para pintar convirtiendo su estudio en una cámara oscura, calcando una imagen real que era proyectada en una pared”, cuenta Lola. En la era de la perfección digital, las Fotolateras apuestan por atrapar imágenes sin usar lente, ni visor. Colocan su lata y usan un fotómetro para calcular la luz. Y en lugar de comprar su material de trabajo en tiendas del ramo, lo adquieren en supermercados. Donde otros llevan una Nikon ellas plantan una caja metálica de panettone, café, o galletas. Todo depende de lo que quieran fotografiar. “Nosotras –dice Marinela- decimos que “cocinamos” fotos. Nuestro proceso requiere calma. Usamos papel menos sensible y los tiempos son más largos”.
Las Fotolateras han fotografiado eventos como el FIB o el desfile del 9 d’Octubre. Pero sobre todo “enlatan ciudades”. A partir del 30 de junio, y hasta el 20 de septiembre, la librería Railowsky acoge su nueva exposición, “Ciudades enlatadas”. Madrid, Nueva York, Venecia, Castellón, Bolonia, Tampa, Londres, Sagunto y, por supuesto, Valencia, han sido vistas a través de su estenopo. En la plaza de San Marcos, mientras construían un trípode con una pila de diez latas, la gente las fotografiaba como si fueran una nueva atracción. “Y en Castellón, fotografiando El Fadrí, colocamos una lata sobre el capó de un coche. Vimos que una patrulla de policía se paraba y bajaba. Nos temimos lo peor. Entonces la agente nos dijo: “¿Vais a hacer una foto estenopeica?”, recuerda Lola.
Enamoradas de la incertidumbre de esta técnica (“nunca sabes exactamente que es lo que va a salir en la foto hasta que la revelas”), las Fotolateras aseguran que su imperfección refuerza su encanto. “Cada viruta y cada pelusa adheridas a la imagen, cada posible defecto forma parte de esa magia”, asegura Marinela. Una magia que ellas divulgan convocando talleres cuyo objetivo es difundir lo máximo posible una manera de hacer tan interesante como divertida. “Nuestros alumnos son de lo más variopintos –dice Marinela-. Se puede decir que el nexo común es la curiosidad”. En alguna ocasión han hecho una demostración práctica del proceso de la foto estenopeica. “Expusimos en un contenedor en la Universitat de Valencia –recuerda Lola- y habilitamos otro que agujereamos y convertimos en lata gigante. De este modo, la gente podía acceder a su interior y contemplar el proceso básico de la fotografía. Una vez asistes a ello no vives la fotografía del mismo modo. Ni siquiera los fotógrafos”.
Una técnica que requiere pasión, creatividad y paciencia. Una lata puede hacer una foto por sesión. Las Fotolateras se llevan entre 15 o 30 en cada salida. Entre sus planes está el instalar una tienda de campaña hermética en el Parterre y convertirla en cámara gigante portátil, además de comenzar una serie de profesiones. A propósito, ¿qué pasó con la foto de Leonard Cohen? “Lo increíble –cuenta Marinela- es que siendo el más estático del mundo, en ese momento se movió. Y si te mueves en una foto de exposición larga, no sales en la foto. De hecho, ahí está el origen de la célebre frase “el que se mueva no sale en la foto”. En realidad nuestras fotos también retratan el tiempo.”
Rafa Cervera

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